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¿Qué es la corrección ortotipográfica?

Actualizado: 3 ago 2020

Lo que para algunos es un dedazo, para otros es un trabajo. ¿Qué es la corrección ortotipográfica?


Errare humanum est (errar es de humanos), leía Mafalda en una de las tiras cómicas dibujadas por el genio de Quino. Y sí, nuestra condición como personas permea siempre nuestro trabajo. A veces de formas maravillosas, como cuando se nos ocurre una manera innovadora de mejorar un proceso. Y otras veces no tan positivas, como cuando nos equivocamos y dejamos pasar uno que otro errorcillo.


Lo anterior se ve en todas las profesiones: el cocinero al que se le pasó la mano de sal, el músico que se adelantó un tiempo durante el concierto o el escritor al que se le fue un acento... Pero para todo hay solución. Particularmente en lo que corresponde a la escritura, es trabajo de los editores enmendar estos deslices. Para que un libro descanse en las manos de sus lectores y los haga llorar con su apasionante final, tiene que recorrer un largo camino. Para publicar un texto, hay varias etapas. Entre ellas se encuentra la edición, durante la cual se les da forma a las palabras.


En un primer momento, se realiza una corrección de estilo, que consiste en la intervención de un profesional lingüístico para liberar todo el potencial de un texto. Esto quiere decir que el autor conserva su propia y distintiva voz y el corrector la mejora. Algunos de los cambios incluyen: eliminar la repetición de palabras, incluir sinónimos y adaptar el vocabulario al público.


Es durante la segunda etapa, la corrección ortotipográfica, donde los editores revisamos que todo haya quedado impecablemente escrito. Porque para asegurarse de que todo está bien, a veces hay que echar un par de vistazos más. Como cuando regresas a ver si cerraste la puerta con llave o vuelves a probar ese delicioso guisado para comprobar que tiene la cantidad justa de picante. Pues así nosotros.


En la corrección ortotipográfica nos ponemos muy serios. Corroboramos que los acentos, las comas, las mayúsculas y todos los símbolos que acompañan a las letras cumplan con las reglas de la Real Academia de la Lengua. Esta institución funciona como mediadora del idioma. Gracias a que seguimos sus lineamientos, tanto lectores como editores compartimos un mismo código sobre cómo acentuar, escribir y puntuar. Y, así, no hay pierde.

Igualmente, los correctores ortotipográficos nos encargamos de poner todos los signos de puntuación en su lugar: desde puntos hasta comas. Porque no es lo mismo “vamos a comer, niños”, pues hasta se antoja sentarse a la mesa, que “vamos a comer niños”, con lo que sin duda se quita el apetito.


También, cuando realizamos una corrección de este tipo, incluimos recursos tipográficos. Estos marcan diferencias dentro del texto. Por ejemplo, las comillas indican que se está citando lo que dijo otra persona. Mientras que las cursivas, en ocasiones, significan que se hace referencia a una obra o que la palabra señalada está en un idioma extranjero. Gracias a estos recursos, podemos distinguir, por ejemplo, elementos importantes de un cuento. Piensa que estás leyendo la historia de un pirata que encontró una carta de hace muchísimos años para dar con el tesoro que busca. ¿No sería mejor que el contenido de esta carta se presentara en cursivas? Así podríamos imaginar el momento en que se escribió ¡y hasta la pluma y tinta que usaron!


Otra de las funciones de un corrector ortotipográfico es asegurarse de que los libros se imprimieron en las mejores condiciones. Antes de mandar a hacer miles de ejemplares, se realiza una maqueta. En ella se puede ver cómo lucirá la versión final del libro y, así, se puede cambiar lo que sea necesario. En lo que respecta a las palabras, revisamos que no queden mal separadas silábicamente cuando el espacio así lo amerite; igualmente cuidamos que los últimos renglones de cada párrafo no se corten entre páginas, separando líneas de su contexto (les llamamos viuda, cuando la última línea de un párrafo aparece aislada al principio de una página o columna siguiente, y huérfana, cuando la primera línea de un párrafo aparece aislada al final de una página o columna). Por otro lado, en lo que concierne a la forma del libro, verificamos que la paginación sea correcta y que los márgenes no se coman el texto o las imágenes.


En suma, por medio de la corrección ortotipográfica se corrigen la ortografía y la tipografía y se unifica el texto desde un punto de vista formal. Algunas tareas para recordar de este tipo de corrección son:

1. Ajustar la ortografía a las normas de la RAE.

2. Corregir los errores ortográficos y de puntuación.

3. Incluir recursos tipográficos.

4. Revisar la maqueta impresa y eliminar viudas y huérfanas, palabras mal partidas, repetición de sílabas en líneas consecutivas; así como señalar errores en márgenes, foliación y tratamiento de blancos.


La labor de los correctores ortotipográficos reduce la probabilidad de errar, aunque seamos humanos. Gracias a esta tarea editorial, Mafalda y todos los que amamos los libros podemos disfrutarlos sabiendo que se han hecho con amor y cuidado.


Escrito por: Alejandra Pérez Escartin

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